'ANATOMÍA DE UN ASESINATO'
Título original: Anatomy of a Murder
Año: 1959
Duración: 160 minutos.
Dirección: Otto Preminger
Guion: Wendell Mayes (sobre novela de Robert Traver)
Música: Duke Ellington
Fotografía: Sam Leavitt
Intérpretes: James Stewart, Lee Remick, Ben Gazzara, Arthur O’Connell y George C. Scott.
Productora: Columbia Pictures
▪ SINOPSIS: Frederick Manion, un teniente del ejército, es acusado de asesinar al presunto violador de su mujer, Laura. Tras su detención, se celebra el juicio. Su mujer contrata como abogado defensor a Paul Biegler, de gran prestigio dentro del ámbito jurídico. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine.
▪ Comentario:
Esto nos muestra (y otras cosas también), este gran clásico del cine de juicios que es "Anatomía de un asesinato", la película que dirigió Otto Preminger en 1959, narración cinematográfica de pulso certero, que se sustenta en una sobria puesta en escena, en un guion sin fisuras y en sólidas actuaciones de sus intérpretes principales, empezando por la del ya mencionado "Jimmy" Stewart. A estos atributos del filme podemos sumarle la banda de sonido con pasajes de música creada e interpretada por Duke Ellington, quien también aparece en la película, lo que se conecta con el amor por el jazz del personaje principal.
El abordaje de la trama se ocupa principalmente de los personajes y su difusa moralidad, dándole un tratamiento prioritario a sus conductas, para de ese modo proporcionar una atmósfera de ambigüedad, explicitada por la frase que pronuncia Pauly, el letrado que interpreta Stewart, cuando dice: “Como abogado he aprendido que la gente no es solo buena o mala; la gente es muchas cosas”.
Y entre esos seres que habitan el filme de Preminger, está ella, la joven Laura, esplendorosa, atrevida y chispeante, interpretada a las mil maravillas por la bella Lee Remick, que demuestra aquí una gran calidad actoral. Una Laura que pareciera ni darse cuenta de su poder de seducción, que se limita a ser vitalmente ella con sus encantos irresistibles, y que mantiene con el acusado, su marido, el teniente Manion (Ben Gazzara), una relación que se sospecha difícil, tormentosa (El moretón en el ojo de Laura al comienzo de la película, ¿es fruto de la supuesta violación de la que habría sido víctima o se lo produjo su intemperante y altanero marido?).
También está presente, por cierto, el personaje del viejo y entrañable amigo del abogado, encarnado con gran oficio por el actor Arthur O’Connell. Esta relación de amistad representa el costado más noble de la película, junto con el vínculo que Pauly mantiene con su eficaz secretaria, Maida, compuesta con suprema justeza por Eve Arden. Hay en este microcosmos un ámbito para la cordialidad, el afecto y el humor que refuerza lo estimulante del visionado de la película.
Estamos en presencia, sin dudas, de un thriller judicial con elementos de cine negro pleno de tensión dramática, donde la mentira deviene en verdad (o quizá viceversa), en torno a un crimen nítido y opaco a la vez. Y hay que decir que una parte significativa de las virtudes del filme recaen en el riguroso guion de Wendell Mayes (premiado aquel 1959 por el Círculo de Críticos de Nueva York), basado en la novela homónima de Robert Traver.
Verdadero maestro del arte cinematográfico, Otto Preminger, responsable también de “Laura” (1944) y “El hombre del brazo de oro” (1955), entre otras joyas del Séptimo Arte, nos deleita con “Anatomía de un asesinato” y su modo transgresor para ese momento de encarar una temática delicada como lo es la violencia sexual, a la vez que introduce una crítica afilada al sistema judicial estadounidense. Y todo esto Preminger lo concreta sin cuestionamientos éticos a los personajes del filme, exponiendo con lucidez narrativa los episodios que atraviesan la trama, confiando en su destreza en el manejo de los recursos cinematográficos.
El resultado final nos presenta un núcleo narrativo que se condensa en esa suerte de partida ajedrecística que es el desarrollo del juicio, luego de una cuidada y pormenorizada introducción que recorre a los personajes principales, alimentando una tensión dramática apuntalada por el desfile de testigos y los consiguientes interrogatorios, y, desde ya, por el intenso cruce verbal de a tres que involucra a la defensa, al fiscal y al juez, aspecto este último que inteligentemente incluye oportunos momentos de humor.
¡Muy bien, diez, Mr. Preminger!
Otto Preminger en el set de "Anatomy Of A Murder" |
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